Escándalo en el Congreso: llamados y conversaciones secretas tras la batalla de gritos e insultos

Escándalo en el Congreso: llamados y conversaciones secretas tras la batalla de gritos e insultos

Escándalo en el Congreso: llamados y conversaciones secretas tras la batalla de gritos e insultos

Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa hablaron con Cecilia Moreau, presidenta de la Cámara de Diputados para respaldarla. "Fue un atropello lo que te hicieron", se solidarizó el Presidente de la Nación que siguió atentamente  la escandalosa sesión especial convocada para el jueves donde se tratarían temas con diferencias, como la creación de universidades, pero sin grietas insalvables.

Lo que ocurrió, en un país que está a punto de revelar los nuevos índices de pobreza fue vergonzante. Además, la pelea continuó fuerte en redes sociales y el oficialismo pagó demasiado caro su intento por mostrar fortaleza cuando la convocatoria incluía temas consensuados. La oposición se ensució con el barro. 

Sin sesión no hubiera habido un espectáculo lamentable. Pero el oficialismo presionó primero para realizar la Preparatoria y ratificar autoridades, lo que no logró, y luego para la especial que se cayó. 

El jueves, cuando129 diputados se sentaron finalmente en el recinto, los representantes de Juntos por el Cambio ingresaron a los gritos y con golpes a las bancas denunciaron la ilegalidad de la sesión con el argumento de que las prórrogas para su inicio no habían sido solicitadas a tiempo.

 Incluso estuvo Gerardo Milman, diputado que evita las cámaras desde que el kirchnerismo denunció que tenía datos de que habría un atentado contra Cristina Kirchner. Esta semana faltó a la de la Bicameral de Inteligencia donde el oficialismo aprobó un informe sobre el armado de causas contra sindicalistas durante la gestión de María Eugenia Vidal en Buenos Aires. El dictamen en contra de la minoría lo firmó Cristian Ritondo, su ex ministro de Seguridad.

No me arrepiento, los que se tienen que arrepentir son los que roban

Justamente Ritondo, jefe del PRO, quedó en off side a la vista pública cuando alzó sus manos en el recinto, hizo un círculo con los dedos de la derecha e introdujo el índice de la izquierda. Por el gesto grosero, el oficialismo pide su expulsión. "No me arrepiento, los que se tienen que arrepentir son los que roban", le dijo a El Termómetro, un medio de la zona sur, mientras en rol de precandidato a gobernador inauguraba tranquilo un local en Esteban Echeverría.

Hasta Elisa Carrió justificó los gritos. En la asamblea de la Coalición Cívica que ratificó a Maximiliano Ferraro como presidente señaló: "Felicito a la CC por decirle no al abuso, esta vez por parte de otra mujer que hoy preside la Cámara de Diputados. Se violaron todas las normas de respeto y convivencia en el Parlamento. A veces hay que gritar para frenar un abuso", defendió a los suyos.

MASSA Y GERMÁN MARTÍNEZ LAUDAN EN DIPUTADOS

Con paciencia tibetana Germán Martínez, jefe del bloque de diputados del Frente de Todos, intentó de inmediato bajar tensiones y el viernes llamó a Ritondo, su par del PRO. Coincidieron que en este contexto el Congreso quedará paralizado. La conversación duró largo rato. 

El problema es que para la oposición ni Moreau ni Martínez son los verdaderos interlocutores. Admiten que lo del jueves fue un tiro por elevación contra el Gobierno en general, el peronismo y más especialmente contra el ala K, no contra ellos. Insisten en que no es lo mismo hablar con Moreau que con Massa ni con Martínez en lugar de Máximo Kirchner, su antecesor. "No son los conductores reales", repiten los autores de los exabruptos que se oyeron en el Congreso.