Por qué se va Gallardo de River: dos reuniones, un desacuerdo y el desgaste que ya no se podía disimular
Las últimas semanas fueron clave para la decisión de Gallardo, que por momentos, no obstante, coqueteó con la idea de renovar contrato.
Jorge Brito, presidente de River, lo había avisado durante su campaña. Y lo había enfatizado en las últimas semanas, cuando el fútbol no acompañaba a la banda roja y el final de ciclo de Marcelo Gallardo se empezaba a imaginar como posible. Su idea era que el Muñeco renovara por tres años y acompañara lo que queda de su gestión sentado en el banco de suplentes del Millonario. Cada vez que alguien lo consultaba sobre el futuro del entrenador apelaba a esa respuesta. Y cuando se le repreguntaba si tenía un plan B insistía con el mismo argumento.
Ojo, no eran simples palabras evasivas. Gallardo, en algún momento, se vio seducido con la idea de seguir. De hecho siempre que hablaba a futuro lo hacía como si tuviera en mente la idea de convertirse en DT vitalicio. Incluso con malos resultados en la mochila, el Muñeco siempre pedía con la mirada puesta en el futuro. Tanto con cuestiones logísticas del plantel como con nuevas obras en el radiante River Camp de Ezeiza.
Sin embargo, esa armonía se empezó a resquebrajar en los últimos tiempos. Hubo hace una semanas una reunión con Brito y Enzo Francescoli, manager y responsable de la llegada de Gallardo al banco allá por 2014. Allí el tema principal fueron los refuerzos pensando en el River modelo 2023.
Los dirigentes consideraban que se había hecho un esfuerzo muy grande en el último mercado de pases y que había un tope de 10 millones de dólares para gastar antes del inicio de la nueva temporada.
Gallardo no estuvo de acuerdo. Y planteó que necesitaba jerarquizar el plantel y que el presupuesto debía ser mayor. En ese intercambio de ideas, los dirigentes, inflexibles como pocas veces, advirtieron que para gastar más había que vender y desarmar el plantel. En ese punto tampoco coincidió el entrenador.
Esa fue la primera señal que sintieron en el Mundo River sobre el posible final de ciclo. Sin embargo, no hubo cortocircuito y quedaron en que volverían a hablar al respecto. Tanto es así que se diseñó la pretemporada en Miami, Estados Unidos, para principio de enero como si él fuera a seguir a cargo. Aunque eso nunca era un condicionante para asegurar su continuidad. Simplemente, una política de Estado de un club ordenado que va más allá de los nombres.
Pasaron los días y Gallardo evaluaba día a día su futuro. Había días en los que tenía decidido quedarse, una idea que incluso se la transmitió a su familia. Y le había dado la derecha... Tenía licencia para seguir, al menos desde su casa.
Pero también había días en los que repasaba todo lo vivido en los últimos años y el desgaste empezaba a notarse. Trascendieron algunas diferencias con los referentes del plantel. Y quedaron a la vista de todos sus descontentos y gestos de desaprobación con algunas decisiones de los jugadores dentro del campo de juego. Se veía un Gallardo que por momento perdía su habitual compostura.
Esas reacciones, puertas adentro, habían sido tema de charla recurrente dentro del seno de su cuerpo técnico. Tanto es así que sus colaboradores más cercanos le habían aconsejado en las últimas semanas que no renovara su contrato. Que era tiempo de tomarse un descanso. De hacer una "pausa" como dijo en la conferencia de prensa que dio este jueves al mediodía y que se viraliza en ritmo frenético en las redes sociales y en los grupos de WhatsApp.
Todo esto fue ocurriendo las últimas semanas hasta que llegó el miércoles 12 de octubre de 2022, el día antes del estallido. River jugó con Platense en el Monumental y no lo venía haciendo nada bien. Las caras de Gallardo durante el primer tiempo fueron elocuentes más allá de la sonrisa automática para las fotos. Dio pocas indicaciones. No parecía el Muñeco. Vale con repasar el video del partido. Pura tensión. Descontento fácil. No cambió demasiado el rictus en el complemento, aunque su equipo jugó mejor. Y ganó. No importó demasiado. La decisión estaba tomada.
Después del triunfo ante el Calamar no hubo conferencia de prensa. No extrañó porque fue una conducta habitual del DT en este 2022. Lo que sí fue llamativo fue que se quedó largo rato en el Monumental. Allí mantuvo una extensa charla con Brito y Francescoli. Allí, si bien aún no trascendieron los tópicos de la charla, Gallardo les comunicó su determinación. Sólo se lo había dicho a sus colaboradores más próximos. No había marcha atrás.
Pesó el presupuesto recortado para 2023. Es posible. Pero, sobre todo, pesó la erosión de un ciclo que fue súper exitoso, más allá de esta temporada deshilachada que se pareció en nada con todo lo que había hecho hasta el momento. Esta vez el cansancio pudo más que la capacidad de reinventiva.
Se pensaba que iba hablar el viernes. Luego trascendió que recién daría una conferencia de prensa el domingo, tras el partido contra Rosario Central. Sin embargo, este jueves se precipitó todo. Temprano por la mañana llamó al encargado de prensa para convocar a una conferencia para este mediodía en el Monumental. El resto es historia conocida.