Alguien debe avisarle a Alberto Fernández que perdió

El Presidente llamó a llenar la Plaza de Mayo para fortalecerse en el oficialismo frente a un hipotético ataque K.

Alguien debe avisarle a Alberto Fernández que perdió

El oficialismo perdió pero intenta simular que no ha pasado nada. Se entiende: esperaba una paliza electoral y solo fue una derrota importante que no pudo evitar, a pesar de la inmensa -y obscena- utilización de los dineros públicos y del aparato estatal en su propio beneficio.

Y esa derrota tuvo, en primer lugar, una consecuencia importante que repercutirá en el Congreso como en la relación de fuerzas del Frente de Todos. Por primera vez desde 1983, el peronismo ha perdido el control de quórum en el Senado Nacional. No podrá imponer nada por sí mismo. Ahora dependerá de la negociación con aliados o con la oposición para avanzar en temas clave, como lo es, por ejemplo, el nombramiento del quinto integrante de la Corte Suprema y otros de igual envergadura.

Cristina Kirchner preside el Senado como vicepresidenta y había hecho del cuerpo y de la provincia de Buenos Aires sus dos bastiones. En ambos casos ha perdido, aunque el cotillón del relato pretenda confundir.

En la Cámara alta creció la oposición hasta casi emparejar en número al bloque de senadores peronistas. Con otro ingrediente: quienes llegan no pertenecen al kirchnerismo más rancio y obediente al verticalismo de Cristina. Ya se insinuaron amagues de rupturas del bloque porque, en la actual paridad, hacer rancho aparte es un cálculo político previsible. La indisciplina en el peronismo ha sido una constante luego de algún tropezón electoral.

Está claro que en el juego de alianzas, el Gobierno todavía tiene margen de acción pero ya se sabe que en política esto siempre es más complicado. Se supone que el jefe del bloque del Frente de Todos deberá exhibir una mayor ductilidad que la que existió hasta aquí, siempre mirando de reojo a la vicepresidenta.

Este traspié que afecta a Cristina tiene una lectura interna inevitable sobre el peso de las opiniones de la vicepresidenta en el debate que se abrirá en el Gobierno sobre qué políticas deben aplicarse para enfrentar la declinación argentina. En ese ambiente de suspicacias y sospechas que forman parte del clima interno del oficialismo, hubo algunas sordas alegrías por lo que ocurrió en el Senado y en la provincia de Buenos Aires.

El Frente de Todos creció más que Juntos pero no logró ganar. Sin embargo, tanto Kicillof como Massa, y obviamente Alberto Fernández, han festejado este resultado como un triunfo. Está claro: esperaban una derrota más abultada y la evitaron. El plan “empate” que propuso Juan Manzur (que ganó por el canto de una uña en Tucumán, evitando un resultado que hubiera afectado su carrera presidencial) tuvo cierto resultado positivo. En el caso de Fernández, se explica porque Victoria Tolosa Paz fue una candidata del Presidente, no de Cristina, quien no le ahorró gestos para demostrarle su desagrado.